Un futuro inimaginable
es posible. Lo inverosímil nos acecha. Ese extraordinario e impensable futuro
lejano nos espera a la vuelta de la esquina. Un futuro lejano que se parece
bastante a nuestro presente frente a un espejo. Cuesta creer lo distinta que
será nuestra sociedad en un futuro lejano, a tal punto que será irreconocible.
Personas que vivan en una completa irrealidad, embobadas frente a pantallas
gigantes de televisión y sus programaciones idiotas, pantallas tan gigantes
como paredes enteras; personas que creen ser y vivir felices sin siquiera
conocer la definición de esta palabra. En definitiva una fría sociedad sin
cultura, que vive en un mundo en donde los animales son feroces robots
entrenados para matar, y en donde los bomberos ya no se dedican a apagar
incendios, sino que los provocan, intentado hacer desaparecer todo vestigio de
literatura, filosofía, ciencia, cultura, y todo aquello que provoque a las
personas pensar por ellas mismas. Los libros arden, en éste lugar, donde se
descansa de día y se trabaja y se buscan aventuras de noche, donde existe un
bombero, que contiene en su interior, la
chispa que encenderá la llama de la curiosidad, que arderá y se propagará. Él
se propone descubrir verdades que hagan cambiar al mundo, buscando aliados que
lo ayuden a seguir, a pesar de su infortunio. Ese futuro inimaginable nos
acecha y nos espera en nuestro propio presente, a la vuelta de la esquina,
espera que entremos a nuestra librería más cercana, y nos decidamos a
sumergirnos dentro del mundo que nos describe Ray Bradbury en “Fahrenheit 451”.
Simplemente excelente e imperdible.
By: Roxana Contreras.
* Breve publicado en la edición nº 23 de la
revista literaria Granite and Rainbow.
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