domingo, 26 de mayo de 2013

“La temperatura en la que los libros arden…”



    Un futuro inimaginable es posible. Lo inverosímil nos acecha. Ese extraordinario e impensable futuro lejano nos espera a la vuelta de la esquina. Un futuro lejano que se parece bastante a nuestro presente frente a un espejo. Cuesta creer lo distinta que será nuestra sociedad en un futuro lejano, a tal punto que será irreconocible. Personas que vivan en una completa irrealidad, embobadas frente a pantallas gigantes de televisión y sus programaciones idiotas, pantallas tan gigantes como paredes enteras; personas que creen ser y vivir felices sin siquiera conocer la definición de esta palabra. En definitiva una fría sociedad sin cultura, que vive en un mundo en donde los animales son feroces robots entrenados para matar, y en donde los bomberos ya no se dedican a apagar incendios, sino que los provocan, intentado hacer desaparecer todo vestigio de literatura, filosofía, ciencia, cultura, y todo aquello que provoque a las personas pensar por ellas mismas. Los libros arden, en éste lugar, donde se descansa de día y se trabaja y se buscan aventuras de noche, donde existe un bombero, que contiene en su interior,  la chispa que encenderá la llama de la curiosidad, que arderá y se propagará. Él se propone descubrir verdades que hagan cambiar al mundo, buscando aliados que lo ayuden a seguir, a pesar de su infortunio. Ese futuro inimaginable nos acecha y nos espera en nuestro propio presente, a la vuelta de la esquina, espera que entremos a nuestra librería más cercana, y nos decidamos a sumergirnos dentro del mundo que nos describe Ray Bradbury en “Fahrenheit 451”. Simplemente excelente e imperdible.

By:  Roxana Contreras.

*  Breve publicado en la edición nº 23 de la revista literaria Granite and Rainbow.

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